Desde el primer Mundial, cada camiseta ha sido testigo de historias inolvidables, un recorrido que este extraordinario libro nos invita a explorar. Desde Uruguay 1950, se despliega un amplio registro de selecciones y su evolución, reflejando cómo el fútbol ha cambiado a lo largo del tiempo.
El punto de inflexión en la relación entre clubes y camisetas se remonta a 1890, cuando la profesionalización en el Reino Unido marcó un antes y un después: por primera vez, fueron los clubes –y no los jugadores– quienes adquirieron la indumentaria. Sin embargo, fue al ver a las selecciones nacionales uniformadas cuando los fanáticos comprendieron el impacto de un equipo vistiendo los mismos colores.
Uno de ellos fue Esteban Catalán, autor de “El gran libro de las camisetas de los mundiales” (Editorial Planeta), trabajo que reúne más de 870 uniformes que revelan las anécdotas nunca antes contadas del fútbol, los enfrentamientos políticos que han sido llevados a la cancha y las historias ocultas de los Mundiales, eventos que a fines del siglo pasado se transformaron en los mayores espectáculos deportivos del planeta.
Según Catalán, la idea surgió “luego de varios años, primero como un juego. El libro es una idea de unos años atrás, cuando Francisco Ruiz tenía un blog en que dibujaba camisetas de fútbol con un detalle fuera de lo común. A mí me interesaba cómo iban cambiando los colores y los símbolos de las camisetas con el tiempo”.
“Puedes ver la identidad de la Unión Soviética, por ejemplo, a través de su uniforme, o la aparición de la publicidad en los 80 o el águila nazi en camisetas antiguas de Alemania. Se puede contar la historia del siglo XX así”, añadió el autor.
Consultado por qué encontrará el lector en este libro, el autor aseguró que “en este libro cada camiseta sumerge a los lectores en las memorias y los colores que configuran la identidad de las naciones y sus hinchas. Una obra de culto para todas las edades, con un lenguaje visual ilustrado que recopila imágenes inéditas que todo adicto al fútbol querrá conocer”.
Sobre los uniformes de Chile que aparecen en el texto, Catalán sostuvo que “la mayoría de la gente me dice que le gusta la camiseta de la selección en 1998, de Reebok. Me imagino que por el recuerdo de un Mundial con Salas y Zamorano, porque no era un diseño especialmente bien logrado”.